Cumplir un sueño de participar
en una carrera tan legendaria como peligrosa. En un circuito urbano donde han dejado la vida 240
pilotos.
El 28 de mayo
de 1907, veinticinco locos de las dos ruedas se atrevieron a competir por los
tortuosos caminos de caballos que atravesaban laIsla de Man, situada en el Mar de Irlanda, en la costa oeste
de Gran Bretaña. Dieron la vuelta al islote en un recorrido de
37,73 millas-61 kilómetros-, a una velocidad de 60 kilómetros
por hora. En aquellos tiempos, las carreras de motos estaban prohibidas en
Inglaterra, pero Man tenía estatus de nación y su legislación era
independiente. Una autonomía que permitía a la isla eludir los límites de
velocidad. Fue el argumento clave para convertirla en el escenario de una
prueba que se transformó en legendaria gracias a su peligrosidad.
Hoy en día es
una de las carreras de superbike mas esperadas a lo largo del año tanto por sus
participantes como por la audiencia que acude al lugar para entre callejuelas,
montañas, puentes y precipicios deleitarse observando “y digo OBSERVANDO si es
que se puede porque la mayoría de las veces solo vez una mancha pasar”, el espectáculo ofrece
corredores con velocidades superiores a los 200 KM/H que es la máxima velocidad
que permite la isla aunque parezca mentira, el bello paisaje de Man reúne
anualmente a sesenta mil moteros llegados de todo el mundo. La diferencia es que el islote sin ley posee una población
de treinta y cinco mil habitantes. Triplica, durante esta semana, su censo.
La última víctima ha sido el piloto japonés Matusushita Yoshinari,
de 43 años de edad, que falleció en un accidente durante la sesión de
clasificación, según confirmaron los organizadores de la carrera para la eternidad capítulos de resistencia y poderío que ya
no se repiten.